Dorian,
¿y esa cara?. ¿Te pasa algo?.
Ah,
Hola Nahia. No nada. Estaba pensando. Sólo eso.
Que
mal mientes eh. –Mientras me reía para suavizar un poco las cosas,
sin conseguir resultado.
Al
final no conseguí averiguar que le pasaba a Dorian. Así que entramos
a clase. Aun estando rayada por todo lo que había pasado con Tea,
había algo que todavía me ponía feliz. Mi gran viaje por el mundo.
Hasta ese maldito viaje me recordaba a Tea ya que íbamos a ir
juntas. En fin dejé de pensar en ella y me puse a pensar otra vez en
el viaje. Tenía que buscar a otra persona con la que ir al viaje, y
casualmente conocía a una persona perfecta. Dorian. Decidí
preguntárselo pero no ahora. No la veía con cara de querer hablar
mucho hoy. Así que me puse a pensar y decidí invitarla a comer
mañana a mi casa, sería la ocasión perfecta para preguntarle si
quería irse conmigo.
Termino
la clase y como ya era hora de irse a casa justo antes de que Dorian
se subiera al coche de su madre, la detuve y le pregunte.
Hey
Dorian, espera. Me preguntaba si... ¿te gustaría quedarte a comer a
mi casa mañana?.
Ella
muy pensativa pero a la vez contenta me contesto.
Oh
claro que sí. Me encantaría. –Con una gran sonrisa en los boca.
Yo
muy feliz de que aceptara mi propuesta de venirse a mi casa comer, le
respondí:
Que
bien que hayas aceptado. Pues mira, si te parece después de clase
nos vamos juntas y ya. –Muy ilusionada yo.
Ah
vale. Pues nos vemos mañana. Adiós.
Adiós.
Hasta mañana.
Lo
había conseguido. Dorian mañana se quedaría a comer y aprovecharía
para pedirle que fuese conmigo al viaje. Después de despedirme de él
me puse los cascos y me fui a mi casa.
Estaba
feliz y a la vez estaba triste.
Todo
lo que estaba pasando de veras que me superaba.
Terminó
la canción y justo llegué a mi portal, pero antes de entrar algo me
hizo parar. En la casa de al lado había un camión de mudanza. Qué
raro, pensé. Esa casa lleva en venta 3 meses. Quería saber quiénes
serían mis nuevos vecinos, así que me dirigí sin que me vieran.
Me
puse detrás de un coche que había allí aparcado y empecé a mirar.
La familia parecía tener clase como nosotros. Vi que tenían 2
hijos, uno mayor más o menos de mi edad y otra un poco más pequeña
pero también de mí edad más o menos. Me quedé más tranquila, así que decidí irme para mi casa. Pero justo al darme la vuelta
alguien me sorprendió. Era alto, rubio, ojos claros, sonrisa bonita
y cuerpo de infarto.
Era
el hijo mayor de mis nuevos vecinos.
En
ese momento me puse como un tomate de la vergüenza. El para romper
el hielo me dijo:
¡Hola!,
¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí?.
Yo
muy avergonzada le conteste.
Mm...
¡Hola!. Soy tu vecina de al lado. Pasaba por aquí, pero ya me voy.
Adiós.
El
me agarro del brazo y con un tono tranquilo pero a la vez enfadado me
dijo:
Mi
vecina de al lado eh. Encantado soy Rai y no me gusta la gente que se
esconde detrás del coche de mi madre a ver mi casa.
Encantada
son Nahia y tienes toda la razón. –Mientras nos reíamos sin saber
porqué.
Me
pareció un chico muy majo y además... no estaba nada mal. Nos
despedimos y justo cuándo nos dijimos “Adiós” apareció su
hermana...
Rai,
mama te está buscando. Dice que la ayudes a meter unas cosas dentro.
¿Quién es esta?.
Se
llama Nahia y es nuestra nueva vecina fisgona. Pero ya se va.
La
hermana muy emocionada se dirigió a mí.
Encantada.
Yo soy Melany, la hermana de este idiota. –Mientras le miraba con
cara de mala.
Se
les veía muy ocupados así que me despedí por segunda vez.
Bueno
encantada de haberos conocido a los dos, pero seguro que mi madre se
estará preguntando porqué no he llegado todavía y además vosotros
tenéis mucho que hacer. Nos vemos en otro momento. Adiós.
Ellos
a dúo me contestaron.
Vale.
Hasta luego.
No
dejaba de pensar en lo simpáticos que eran. Pero sobretodo no paraba
de pensar en esos ojos tan bonitos que tenía Rai.
Entre
en mi casa y allí estaba mi madre, con una cara de enfadada total. Y
con razón suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario