viernes, 1 de agosto de 2014

Capitulo 2.

¡Hola Nahia!. –Me dijo con su perfecta sonrisa.

¡Hola Derek!. -Con voz de tonta perdida.

También saludó a Tea, pero no igual que a mí. A ella la saludó con un tono más... no sé como decirlo, más... amistoso. Luego antes de irse con sus amigos que lo esperaban para entrar a clase, me susurro al oído:

-Estas muy guapa hoy.

Luego se fue. En ese momento me quedé de piedra, y Tea como era de esperar también.

-¿Se puede saber que ha sido eso?. –Dijo Tea muy asombrada por lo que había ocurrido.

-Pues la verdad... no lo se. Yo también me he quedado atónita.

De repente, sonó el timbre y todos los dirigimos al gimnasio. Nos tenían que decir en que clase nos tocaba y cual seria nuestro tutor y todo el rollo que te suelen soltar el primer día. Estábamos sentadas en las gradas, y casualmente mire hacia abajo y allí estaba él, Derek. Estaba pensando en lo que había pasado con él horas antes. ¿De verdad me había susurrado al oído, que estaba muy guapa?, ¿a mí?, ¿a la chica que pocas veces saluda?.

Definitivamente hoy era un gran día. Deje de pensar en Derek y me puse a atender a lo que decían. Antes de que acabara de explicar el profesor, me volví a dar la vuelta y vi a un chico que me llamo mucho la atención. En ese momento empezaron a nombrar todos los que iban a nuestra clase, y casualmente, lo nombraron a él. El chico que me había llamado la atención iba a nuestra clase. Después de todo eso, nos dirigimos a nuestra nueva clase. Era enorme y súper luminosa.

El profesor de matemáticas que casualmente era mi tutor, minutos antes de que terminara la clase dijo:

Hoy también se incorpora a la clase, un alumno nuevo, se llama Dorian.

En ese momento Dorian, que es como se llamaba el chico fue hacia el profesor para presentarse. El chico parecía tímido y reservado. Lo mire y por un largo momento mantenimos nuestras miradas fijas, hasta que el la aparto.

Me llamo Dorian y tengo 17 años. Antes vivía en Francia, pero por motivos de trabajo de mi madre nos tuvimos que venir a vivir aquí.

Después de un momento de silencio, el tutor volvió a hablar, y Dorian por vergüenza, se fue a su sitio. En ese momento sonó el timbre.

Él salió corriendo de la clase y tras él salimos Tea y yo. Empezamos a gritarle para que parara. Y después de tanto gritar, se paro.

Hola, me llamo Nahia y ella es Tea.

Yo soy... Dorian.

Lo sabemos, vamos contigo a clase. -Dijimos Tea y yo.

Tea y yo nos miramos y seguimos nuestro camino. Que raro es ese Dorian.

Pasaron las horas y por fin llegó la hora del patio. Ese momento que tenemos Tea y yo para hablar de nuestras cosas sin tener que controlar nuestra voz. A lo lejos, vimos a Dorian. Estaba si no me equivoco con su IPod, escuchando música y comiéndose su bocadillo. Se me ocurrió ir a llamarlo y decirle que se viniera con nosotras, para que no estuviera tan solo, pero se me paso la idea rápidamente.

Tea me corto el rollo diciéndome que había conocido a un chico.

Ay Nahia, he conocido a un chico genial. Es perfecto, atento, guapo, simpático... ¡ME ENCANTA!

Uy, por el tono en el que me lo dices, te debe de gustar mucho, mucho.

Pues sí, nunca había conocido a un chico como el, de veras te lo digo. –Con una sonrisita tonta.

Nunca había visto a Tea así. Estaba feliz por ella.


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