¿Qué
son estas horas de llegar Nahia? –Me dijo con un tono enfadado.
Lo
siento. Me he entretenido y se me ha pasado la hora.
Podrías
haberme llamado para decirme que llegabas tarde. Me he preocupado.
Sabes que después de lo que te paso no quiero que andes sola por si
te da algo y no hay nadie ahí contigo.
En
ese momento supe que no estaba enfadada sino preocupada por mí. Para
tranquilizarla le dije:
Mama
sé que debo cuidarme. Pero no quiero que te preocupes por mí. Estoy
bien. He llegado tarde sólo eso. Ya está.
En
ese momento se acercó a mí y nos fundimos en un abrazo de madre e
hija.
La
quiero.
Llegaba
tarde a trabajar así que me dijo dónde estaba la comida y después
se fue. Hoy para comer tenía macarrones con bacon. Mmm...
delicioso. Los calenté en el micro y me senté en la mesa a comer.
Mientras comía no dejé de pensar en mis nuevos vecinos. En ese
momento, alguien llamo a la puerta.
Abrí
aún con comida en la boca y allí estaba. Era mi nuevo vecino Rai.
¿Qué hacía aquí?, pensé. Harta de estar en silencio... se lo
pregunté.
¡Rai!,
¿Qué haces aquí?.
Me
percaté de que en las manos llevaba una especie de tarta. ¿Sería
para mí?.
Vengo
a traerle esto a tu madre. Tu madre le hizo un pastel a la mía, que
por cierto estaba muy buena y vengo a entregarle este.
Ah...
pues muchas gracias. Mi madre no está pero le diré que la has
traído. ¿Algo más?.
Se
quedó pensando después de que le dijera eso. Me preocupe.
Mmm
no, eso es todo.
Vale.
Adiós.
Le
di un golpe a la puerta ya que no podía cerrarla con la mano y me
fui. Deje la tarta en la nevera, que por cierto tenía una pinta
increíble y terminé de comer. Lave mis platos y subía mi cuarto.
Me
puse el pijama ya que no pensaba salir más en todo el día y encendí
mi ordenador. Como siempre, me metí en Twitter y conté un poco como
me sentía. También hablé sobre Rai, pero obviamente no dije su
nombre. Terminé de cotillear y me acosté a dormir. Últimamente me
entraba sueño muy pronto.
Al
despertarme oí ruidos abajo, entonces ya supuse que mi madre había
llegado ya. Me puse las zapatillas de andar por casa y bajé.
Naturalmente era mi madre, así que la salude.
¡Hola
mama!, ¿Qué tal hoy en el trabajo?.
Ah,
Hola hija. Pensé que no estabas en casa. El trabajo muy bien, como
siempre. –Con una gran sonrisa.
Pues
me alegro mucho. –Mientras le sonreía yo también.
¿Y
eso que hoy no has salido?. –Muy sorprendida ella.
No
sé, no me apetecía mucho. A parte estaba muy cansada y tenía
sueño.
Mi
madre después de que le dijera eso se quedó pensando... pero no
dijo nada. Mejor, sino empezaría con sus paranoias.
Para
cenar hizo hamburguesas. Estaban buenísimas, como todo lo que hace
mi madre. De postre, cada una se comió un trozo de tarta de la madre
de Rai.
Entonces
mi madre como la que no quería la cosa me dijo que mañana iríamos
a comer a su casa. En ese momento tuve que hablar.
¡¿Cómo
que nos vamos a comer a su casa?!. –Gritando mientras se lo decía.
En
primer lugar baja la voz, que no estamos por la tarde. Y en segundo
lugar sí, vamos a ir a su casa a comer. Me he hecho muy buena amiga
de su madre y bueno... nos ha invitado a comer.
Pero
mama... si no la conoces de nada. ¿Cómo vamos a ir a su casa a
comer?.
Pues
por eso mismo, como no la conozco es una buena ocasión para hacerlo.
Es mi última palabra.
Mi
madre estaba decidida a ir a casa de Rai. Obviamente no podía
llevarle la contraria, así que no dije ni una palabra más sobre el
tema.
Terminé
de comerme la tarta y subí a mi habitación. Mientras buscaba mi
ropa para ir al instituto, una luz en el casa de al lado se encendió.
En ese momento vi a Rai. Su ventana daba a la mía. Él no se dio
cuenta de que lo estaba mirando. Mejor.
De
repente empezó a desnudarse y yo como tonta me quedé mirando.
Qué
bueno estaba. Que pectorales. Que todo.
En ese momento me puse a
pensar, ¿tendrá novia?. Mientras lo miraba atónita, él sin saber
porqué se dio la vuelta y ahí me quedé yo... mirándolo.
Nuestras
miradas se cruzaron y ninguno bajó la mirada.
De repente mi madre
entró en mi cuarto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario