sábado, 2 de agosto de 2014

Capitulo 8.

Buenas. – Dijo el médico con una cara muy rara.

Mi madre muy nerviosa le contestó:

Buenas doctor. ¿Qué tiene mi hija?, dígame que nada grave.

Tranquila no se preocupe, su hija solo ha tenido un bajón de azúcar, de ahí el dolor en el pecho.

Muy aliviada, mi madre le contestó:

Oh gracias al señor. Que susto me había dado. Entonces... ¿se puede ir a casa ya?.

Claro que sí, eso sí vigílela mucho. Que coma mucha fruta y esas cosas, ¿vale?.

Si doctor muchas gracias.

No hay de qué. Adiós, que tengan un buen día.

Adiós y gracias.

El doctor se fue y mi madre suspiro de alegría. Estaba feliz por saber que no me pasaba nada. Recogimos mis cosas y fuimos directas a casa.

En el camino a casa, mi madre no se paró a preguntarme que me había pasado con Tea. Mejor, porque no pensaba decirle nada. Me daba tanta rabia saber que me había mentido, que hasta me dolía.

Llegamos a casa y subí a mi cuarto. Me incomodaba estar con mi madre, después de todo lo que había pasado. Ni siquiera encendí el portátil. No sé porqué pero me agarró un sueño horrible, así que prepare mi ropa de mañana y me fui a dormir.

A la mañana siguiente me desperté sabiendo que no había cenado, pensé:

Qué más da, no me voy a morir por no haber cenado.’

Me duché, me vestí y baje a desayunar. Mi madre ya estaba abajo desayunando. En mi casa por las mañanas se respiraba felicidad, pero está mañana todo era tensión. Para intentar cortar esa tensión decidí hablar.
Buenos días mama.

Ella no tan feliz como siempre me dijo:

Buenos días hija. ¿Has dormido bien?, ayer no cenaste. No te dije nada porque ya estabas dormida y después del día que pasaste... pensé que no era bueno despertarte.


Lo sé. Me di cuenta está mañana al despertarme.

Acuérdate que ha dicho el médico que tienes que comer mucha fruta y todo eso.

Me acuerdo perfectamente mama, y tranquila sabes que me gusta la fruta.

Acabó la conversación y con ella yo de desayunar. Cogí mi mochila, le di un beso a mi madre y salí de casa. Saqué mi IPod obviamente y puse la de ‘I Don’t Wanna Be’.

Mientras andaba notaba como gente de mi instituto me miraba sin parar. En un arrebato de rabia grite:

¡QUERÉIS UNA MALDITA FOTO!, ¡PESADOS!.

Ellos muy asustados ya que nunca me había visto así, dejaron de mirarme. Pero de repente ese horrible dolor de pecho se apodero de mí. Dios como algo podía doler tanto. Me había caído al suelo, pero lentamente me fui levantando. La gente me miraba como si de un famoso se tratase. Recogí mi mochila y seguí mi camino. Para rematar mi dolor en la puerta del instituto estaban Tea y Derek besándose tan felices como si no les importara el mundo. No me vieron menos mal, pero justo en ese momento Dorian grito mi nombre en alto.

¡NAHIA!, ¡AQUÍ, ESTOY AQUÍ!.

En ese momento Tea se dio cuenta de mi presencia y con cara de pena me miró. Yo con cara de odio la volví a mirar mientras pensaba:

Guarda esa cara de pena para cuándo él te dejé y vuelvas suplicando mi amistad otra vez. Amistad que yo te negare.’

Dejé de pensar y me dirigí a Dorian. Ella muy preocupada me dijo:

Hola Nahia. ¿Al final ayer que te paso?, ¿Por qué te desmayaste?, me preocupe mucho.

Hola Dorian. No fue nada, un bajón de azúcar según el médico. Estoy bien, solo tengo que comer fruta y esas cosas.


Note que Tea no dejaba de mirarnos. Tenía tantas ganas de abrazarla. La echaba de menos. Pero no, tenía que ser fuerte y dejar de pensar tonterías. Seguí hablando con Dorian hasta que sonó el timbre y entramos a clase.

No hay comentarios:

Publicar un comentario